Los gatos odian el agua en muchos casos y, aunque no lo parezca, este comportamiento responde a una serie de adaptaciones evolutivas ancestrales de la especie.
Además del miedo por falta de familiaridad, los gatos pueden tener miedo al agua por experiencias negativas previas, la sensación de ansiedad que les genera su pelaje húmedo o incluso su capacidad de detectar sustancias químicas en el agua a través del olfato. Aquí mostraremos el porqué de este comportamiento en el mundo felino.
Algunas de las sensaciones incómodas que experimenta un felino al bañarse son las siguientes:
- El pelaje de un gato no está preparado para el baño (no es impermeable), por lo que se empapa rápidamente. Para el felino, es como usar una toalla llena de agua sobre su cuerpo.
- Los gatos pueden detectar olores que los humanos no pueden y, por lo tanto, pueden percibir los componentes químicos presentes en el agua. Este olor artificial y poco conocido asusta al animal.
- Las orejas de los gatos son demasiado grandes en relación con el resto de su cuerpo. Esto plantea un mayor riesgo de que entre agua en ellos y provoque infecciones.
¿Deberías bañar a tu gato?
La respuesta más inmediata es que no es necesario bañar al gato de manera frecuente.
Aun así, a partir del año de edad, puede ser bueno bañar a tu gato cada tres o cuatro meses. La decoloración del pelaje, su consistencia aceitosa y el mal olor son signos inequívocos de que el felino necesita una ducha.
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