La adolescencia es una etapa de la vida bastante dura. Y cuando hablamos de perros, nos referimos al periodo en que dejan de ser cachorros y todavía no son totalmente adultos.
Los canes son conocidos por su rebeldía y por desobedecer las normas de su dueño. Este comportamiento puede verse tanto en cachorros como en perros adultos, pero se acentúa durante esta época.
La mejor manera de tratar esta rebeldía es proporcionar al animal un refuerzo positivo cuando hace algo bueno. Si le da golosinas o elogios cuando le obedece, aprenderá que este comportamiento es recompensado. Pueden ser muy difíciles de adiestrar, y a menudo desarrollan problemas de comportamiento como resultado de su falta de estructura y disciplina.
La adolescencia suele producirse entre los seis meses y los 18 meses de edad, son más propensos que los perros más jóvenes a realizar actividades como morder o escarbar, lo que puede causar daños a los objetos de la casa o a la propiedad que les rodea. Estos daños pueden dar lugar a peleas con otros perros o con los humanos si se les deja solos sin una supervisión adecuada o sin que se tomen medidas de contención antes de que se produzcan estos incidentes.
Al fin y al cabo, los perros no son sólo mascotas; también son animales. Tienen que aprender a cazar, a defenderse de amenazas, a encontrar refugio de las duras condiciones climáticas y a lidiar con las disputas territoriales con otros perros. En otras palabras: los adolescentes experimentan cambios muy intensos a esta edad.
¿Qué significa esto para nosotros?
Bueno… si queremos que nuestros perros sean felices durante la adolescencia -o en cualquier momento de la vida- debemos prestar atención a lo que nos dicen. Si vemos un comportamiento que parece fuera de lugar o poco saludable, debemos tomar previsiones y tener en cuenta que nuestros peludos pasan por etapas de cambio debemos tener paciencia y dedicarles tiempo de entrenamiento y ejercicio para que puedan adaptarse de la mejor manera.
